30 de octubre de 2011

Marchas Eucarísticas: las grandes desconocidas

Todos sabemos lo que son las marchas procesionales dedicadas a Hermandades de Penitencia, sean chabacanas, alegres, serias, elegantes o fúnebres. También seguro que conocemos alguna marcha dedicada a alguna Hermandad de Gloria, pero bastantes menos. Ahora bien: seguro que la mayoría de ustedes no sabrían decirme más de una marcha eucarística.

Haciendo un cálculo aproximado, podemos imaginar que existirán sobre ¿5000? marchas procesionales para banda de música de plantilla completa. Pues las marchas eucarísticas, dedicadas al Santísimo Sacramento, no llegan al centenar casi con toda seguridad.

Y es que el Santísimo Sacramento, como los titulares de Penitencia o de Gloria, son acompañados musicalmente, ya sean en procesión de enfermos e impedidos, ya sea en la procesión del Corpus Christi. La mayoría de las veces se acompaña al Santísimo con marchas normales, mejores o peores, dedicadas a titulares de Penitencia o de Gloria. Incluso en algunos casos van acompañados por bandas de cornetas y tambores o agrupaciones musicales (lo cual me parece una auténtica aberración), o sin música alguna.

Pues bien, sí, existen marchas compuestas y dedicadas al Santísimo Sacramento. Por suerte, son pocas, lo cual implica que no cualquier compositor se ha atrevido a componer música para el Santísimo, lo cual hace que la gran mayoría de las marchas de este tipo sean de una gran calidad.

Sin duda, la más conocida por todos es El Corpus [Corpus Christi] de Braulio Uralde, marcha que suena en casi todas las procesiones de hoy día. Quizás también conozcan la marcha Triunfal de José Blanco, basada en el popular himno Cantemos al Amor de los Amores. Ya los más doctos en la música procesional reconocerán marchas como Rey de Reyes de Mariano San Miguel, La Sagrada Cena de Pedro Gámez Laserna, Cordero de Dios de Ricardo Dorado o Cantemos al Señor de Germán Álvarez Beigbeder. Como habrán podido comprobar, es un estilo muy triunfal, muy glorioso, con o sin cornetas, con melodías sencillas en su mayoría, para honrar al Santísimo Sacramento. Un servidor destacaría sobremanera la última de las mencionadas, tan maravillosa como todo lo que compuso el maestro jerezano Germán Álvarez Beigbeder. (Como siempre, haciendo click encima del título de cada marcha podrán escucharlas).

Ricardo Dorado Janeiro
Hay dos grandes autores que se centraron en gran medida en la composición de marchas eucarísticas, y casualmente, ambos son de localidades del norte de España. Nos referimos al anteriormente mencionado Ricardo Dorado Janeiro y a Jaime Texidor Dalmau . Entre ambos compusieron más de una docena de marchas de corte eucarístico, como Dona Nobis Pacem, Pax Vobis o Santos Lugares por parte de Ricardo Dorado; y Auxilium Christianorum, Luz Divina y Sacris, ésta útima junto con su hija María Teresa Texidor Tico, por Jaime Texidor Dalmau.

Por supuesto, hay bastantes más, como A Jesús Sacramentado de José Manuel Delgado, por citar un autor actual conocido en Sevilla, pero creo que con éstas hay una buena muestra para entender el estilo que dejamos de lado en la mayoría de las procesiones eucarísticas en muchas localidades andaluzas. Sin duda marchas sencillas, bellas y compuestas con un fin muy concreto: realzar y glorificar al más importante de los titulares que puede tener una Hermandad: el Santísimo Sacramento.

29 de octubre de 2011

Autor y Marcha: Germán A. Beigbeder (I) y Santa María de la Paz

Creo que ya va siendo hora de que posiblemente el mejor autor de no sólo marchas procesionales, sino de música sacra en España en el siglo XX tenga su pequeño (aunque más que merecido) homenaje.

Germán Álvarez Beigbeder nace en Jerez de la Frontera en 1882 y muere en dicha ciudad en el año 1968. Voy a saltarme muchos de los datos biográficos y os remito a su propio artículo de wikipedia por si queréis más información.

Con más de una quincena de marchas procesionales de todos los estilos posibles, siempre se ha asociado, muy erróneamente, el nombre de Germán Álvarez Beigbeder con el de marchas lentas, fúnebres y "aburridas" para el público en general. Nada más lejos de la realidad. Tiene marchas muy alegres a la par que elegantes, como la que da nombre a este artículo como es Santa María de la Paz:


Gracias al usuario DoloresdeMolviedro de www.patrimoniomusical.com y a http://directocofrade.blogspot.com por la cesión de la grabación.


Es la última de las marchas que compone Germán Álvarez Beigbeder en el año 1963, y está basada en el popular himno medieval Ave Maris Stella (lo podéis encontrar fácilmente por youtube, por ejemplo). Es una marcha con una estructura muy sencilla tipo A-B-A. El tema A es un tema triunfal, con un uso de las cornetas muy elegante, donde podemos destacar el uso de los bajos en algunas partes del mismo. Personalmente, la forma de concluir dicho tema A siempre me ha recordado al final de la marcha El Corpus [Corpus Christi], de Brauilo Uralde. El tema B es algo más corto, no usa las cornetas y se basa en unas sencillas pero elegantes frases musicales, que sin perder el carácter alegre y triunfal de la marcha, le da un contraste necesario y elegante. Tras esto, vuelve el tema A de cornetas, exactamente como el anterior, para terminar de forma brillante, cerrando una de las obras maestras de la música procesional.
Germán Álvarez Beigbeder

Desgraciadamente, es una marcha que ha sido olvidada desde sus principios de forma un poco forzada, ya que únicamente se conocía el guión de la marcha (el guión es la obra en general, con todos los instrumentos a la vez, pero sin poder conocer qué melodía corresponde a cada instrumento, siendo ésto las particellas) pero las particellas se hallaban el paradero desconocido, y lo siguen estando. Por suerte, una excelente grabación discográfica de la Banda de la Armada de Madrid, de la cual Germán Álvarez Beigbeder fue músico mayor, nos permitía conocer cómo es la marcha con toda su instrumentación. En octubre del año 2011, el compositor y miembro de la Banda de Música "Maestro Tejera" de Sevilla Ismael Jiménez Gomez ha conseguido el laborioso trabajo que supone reinstrumentar una marcha a partir de su guión, siendo el resultado el que podéis escuchar más arriba.

Esperemos que sea una marcha que se prodigue mucho, muchísimo. Es una de las marchas más alegres que existe, con un uso brillante de cornetas, y que serviría para acabar con el mito de que todas las marchas de Germán Álvarez Beigbeder son fúnebres y "aburridas".

22 de octubre de 2011

Estructura de las marchas: el "fuerte de bajos"

Vamos a intentar, en éste y en sucesivos artículos, explicar y dar a entender algunas de las partes en las que se puede dividir una obra procesional o algunos de los matices que hay que apreciar a la hora de intentar comprender una marcha. Y vamos a empezar con algo que resulta muy común en muchas de las marchas que se componen hoy día: el denominado como "fuerte de bajos".

Bombardino
Aunque realmente no existe una explicación "a rajatabla" de en lo que consiste este fragmento de una obra, podríamos explicarlo como que los instrumentos de viento metal de la banda, como trompetas, bombardinos, tubas, trompas, trombones... toman el protagonismo de la melodía, que normalmente llevan las "maderas" (clarinetes, oboes, saxofones o flautas). Durante ese tiempo, los "metales" interpretan la melodía con fuerza (f o ff) mientras que los instrumentos de viento-metal tocan el acompañamiento, que normalmente se compone del registro más alto que pueden interpretar cada instrumento, de forma que acompañan a la melodía de los instrumentos de viento-metal.

Podríamos decir que la primera marcha que introdujo el fuerte de bajos fue la Marcha Fúnebre [Quinta Angustia] de José Font Marimont, compuesta en el año 1895. (como siempre, para escuchar una marcha sólo hay que hacer click en el título de la misma). En el vídeo que os he puesto el fuerte de bajos empieza en el 1:02 y termina en el 1:46. Recomiendo que escuchéis la marcha entera para daros cuenta del cambio que produce la marcha al llegar al fuerte de bajos.

Aunque no es un recurso que se utilice siempre (de hecho, el ejemplo anterior es casi la única marcha de un corte fúnebre que incluye un fuerte de bajos), sí que ha sido muy usado por muchos autores, siendo hoy día un recurso casi imprescindible a la hora de componer cualquier marcha de corte alegre.

Pedro Morales Muñoz
Autores como Manuel López Farfán en La Estrella Sublime (desde el minuto 1:01 al minuto 1:36), donde como vemos se repite el fuerte de bajos con pequeñas variaciones en la repetición, o Santiago Ramos Castro en Virgen de las Aguas (desde el minuto 1:48 al minuto 2:23), donde en este caso también repite el fuerte de bajos, pero empezando la repetición el piano p y va creciendo hasta alcanzar el f . Las marchas de Pedro Morales son muy características en su forma, y prácticamente todas incluyen un fuerte de bajos muy fácil de apreciar en marchas como Esperanza Macarena o Virgen de Montserrat.

Destacar en este sentido el trabajo del compositor contemporáneo Manuel Marvizón, que aprovecha el fuerte de bajos para hacer un contrapunto con las "maderas" más que interesante. Lo explico de una forma más simple: como hemos escuchado, normalmente las "maderas" se dedican a dar las mismas tres o cuatro notas, siempre con el mismo ritmo rápido. Manuel Marvizón trabaja el contrapunto, o la utilización de varias melodías simultáneas: en este caso la melodía principal de los bajos y la del acompañamiento de las "maderas". Sirva de ejemplo su conocida marcha Coronación o de la originalísima marcha Esperanza.

Espero que a algunos os haya servido para entender lo que es un fuerte de bajos, para que veáis que es un recurso muy útil, muy efectivo y en muchos casos de gran belleza. Un saludo.

18 de octubre de 2011

Autor y Marcha: José Manuel García Pulido y Sanidad

Hoy vamos a dar una vuelta de tuerca más a este tipo de artículos, escribiendo sobre un autor que no es Sevillano, que no ha pisado la Semana Santa de Sevilla con su banda, que únicamente tiene una marcha dedicada a alguna imagen sevillana, y que sin embargo se merece estar en lo más alto de los compositores en activo.

Nace en la localidad gaditana de Puerto Real en 1970. Tras unos intensos estudios musicales en el Real Conservatorio Profesional de Música "Manuel de Falla" de Cádiz en las modalidades de flauta de pico y clarinete, toma el mando como director de la por entonces Agrupación Musical "Virgen de la Estrella" de su localidad natal en el año 1993. La convierte en banda de música de plantilla completa, y consigue darle un nivel tanto interpretativo como de repertorio excelente. Actualmente es director de la Banda de Música "Gailín" de Puerto Serrano.

Su obra es bastante extensa y de un altísimo nivel. Abarcando todo tipo de estilos, desde los más alegres hasta los más fúnebres, pasando por composiciones serias, elegantes o triunfales. Destaca en todas sus obras sus matices que te recuerdan a sones andaluces, y siempre sin perder el marcado estilo de marcha, como anteriormente hicieran compositores como Pedro Gámez Laserna o Pedro Morales Muñoz.

Podría hablaros de cualquiera de sus obras, como La Virgen del Rosario, María Santísima de la Estrella, Mayor Dolor de María, La Roldana, Señora de Santa Genoveva (la única dedicada a una imagen sevillana) o la recientemente estrenada Madre del Carmen Coronada, pero hoy me voy a quedar con una marcha emblemática que quizás marcó un antes y un después en su línea compositiva, Sanidad.

Virgen de la Salud (Cádiz)
José Manuel García Pulido compone la marcha Sanidad en el año 2002 y está dedicada a la Hermandad del mismo nombre de Cádiz capital. Es una marcha no demasiado extensa, que se puede descomponer en una introducción bellísima protagonizada por las maderas, de marcado carácter andaluz, tras la cual da paso al tema principal, seria y solemne, donde se puede ver cómo al desarrollarse se va creciendo en intensidad hasta romper en fuerte las maderas. Para entendernos, el autor juega con la tensión de la marcha, creando expectación hasta romper, para volver a repetir este tema principal, tras el cual vuelve a la introducción, ésta vez por parte de los metales, que sirve de puente para el trío de la marcha, que se repite, siempre manteniendo ese estilo tan netamente andaluz que caracteriza todas sus marchas, para cerrar de forma suave, dejándonos una marcha que resulta soberbia.

Desde su composición, la marcha ha sido santo y seña de la Hermandad de Sanidad, no faltando ningún año tras el palio de la María Santísima de la Salud. Sin duda una maravilla musical que clama al cielo el hecho de que apenas suene fuera de la capital gaditana. Marcha que lo tiene todo para triunfar, que puede sonar tanto en repertorios serios como en momentos más recogidos de palios más alegres. En definitiva, entre tantísimas otras marchas, ésta es una joya musical que debería alzar a José Manuel García Pulido a lo más alto de la música procesional andaluza.

10 de octubre de 2011

Antonio Pantión y sus obras alegres

Hoy vamos a tratar de conocer gran parte de la obra más desconocida del afamado compositor Antonio Pantión Pérez.

Nacido en Sevilla en el año de 1898, pasa a la historia como compositor con sus obras de corte más serio o fúnebre como son Jesús de las Penas, Santísimo Cristo de las Siete Palabras o Tus Dolores son mis Penas.

Fallece en Sevilla, en 1974, con una docena de marchas procesionales en su haber. Son los últimos años de su vida los más productivos musicalmente hablando, y también los más desconocidos (desde 1971 hasta 1973 compone cinco grandes marchas procesionales), curiosamente todas ellas de un corte mucho más alegre que las magníficas obras por las que se le conoce normalmente.

La excepción a esta producción de los últimos años de corte alegre es quizás la más conocidas de las marchas de corte alegre de este autor: Nuestra Señora de Guadalupe. Compuesta en 1968 y dedicada a la Dolorosa de la misma advocación de la sevillana Hermandad de Las Aguas, son muchas las formaciones que hoy día la mantienen en sus repertorios y la interpretan con bastante asiduidad. Como prácticamente todas las marchas alegres de Antonio Pantión, posee una estructura A-B-A (para entendernos: un tema principal (A) con cornetas, a mediados de la marcha cambia a lo que se denomina el trio (B) para acabar reinterpretando el tema principal (A) con cornetas).

La segunda de estas marchas la compone en el año 1971, Esperanza Trinitaria. Dedicada a la Esperanza de la Trinidad, de la Hermandad del mismo nombre, me resulta incomprensible que en un repertorio tan alegre como el que se le interpreta cada Sábado Santo esta marcha quede postergada al más injusto de los olvidos. De la misma estructura A-B-A y con cornetas, el trío de flauta resulta dulcísimo y con una gracia que casi 30 años después sería santo y seña del compositor Manuel Marvizón en sus obras. Personalmente, me evoca al trío de El Corpus [Corpus Christi] de Braulio Uralde. Esperemos que la Hermandad de la Trinidad rectifique su posición y podamos escuchar esta bellísima obra tras su preciosa Dolorosa en años venideros.

Trono de la Virgen de las Penas (Málaga)
Del año 1973 es la marcha María Santísima de las Penas, la única de Pantión dedicada a una Dolorosa malagueña. También con cornetas y con la estructura A-B-A anteriormente mencionada, el ligero estilo marcial de algunas de sus obras queda en esta más patente que nunca en mi opinión. Hasta donde se, no está olvidada en Málaga, y se interpreta con cierta frecuencia. Quizás el hecho de que no esté dedicada a una imagen sevillana le quite parte de su fama, porque es una marcha tan sencilla como bella.

Y ya terminando con este resumen de las obras más alegres de Antonio Pantión, me quedo con Rosario de la aurora, compuesta en el mismo año 1973, y dedicada a la Virgen del Rosario gloriosa de la Hermandad de Los Humeros, en Sevilla. Sin cornetas, es quizás la más peculiar, por la dedicatoria (a una Virgen Gloriosa) y por la originalidad de sus pasajes. Resulta casi imposible escucharla en Sevilla, pese a atesorar calidad de sobra para ser interpretada.

Se que me dejo otras obras de Antonio Pantión en el tintero, pero creo que con esto queda patente que Antonio Pantión Pérez fue algo más que un compositor de marchas fúnebres, sino que también compuso magníficas obras alegres, un poco olvidadas, de las cuales se le reconoce poco a este gran organista y compositor.

9 de octubre de 2011

Curioseando: Repertorio de la Macarena en 1948

Lo bueno que tiene encontar una página web tan amplia y de tan valioso contenido como es www.patrimoniomusical.com es que te encuentras con muchísimas cosas curiosas que seguro ni imaginábais que se pudieran encontrar.

Hoy, buscando y buscando, me he encontrado con un dato curiosísimo: gran parte del repertorio interpretado tras el palio de la Macarena en la Madrugá del año 1948, hace 63 años nada menos. Por entonces, la banda que tenía el privilegio de acompañar a tan universal imagen era la conocida como Soria 9, siendo director de la misma el compositor valenciano Juan Vicente Mas Quiles. Pues bien, las marchas que sabemos que con seguridad se interpretaron tras el palio de la Macarena fueron (asómbrense) las siguientes:


- Amarguras (Manuel Font de Anta, 1919)
- Cristo ha muerto (Víctor Alvarado Maldonado, ¿?) de la que no se sabe absolutamente nada.
- Dies Irae (José Franco Ribate, ¿?)
- El Corpus [Corpus Christi] (Braulio Uralde Bringas, ¿?)
- El Héroe Muerto (Mariano San Miguel Urcelay, 1919)
- Juana de Arco (extraída de la música de la obra de teatro de Charles François Gounod, de 1873)
- Marcha Fúnebre (Frédéric François Chopin, instrumentada por Emilio Cebrián, 1837)


Como vemos, hay mucho que se puede contar: Marchas de corte Triunfal/eucarístico como El Corpus, que hoy día se sigue interpretando en todo tipo de repertorios, de corte alegre en su mayoría; la celebérrima Amarguras, sin duda banda sonora de la Semana Santa sevillana, que se interpreta en todas partes, sea cual sea el estilo musical predominante en la procesión; la gran marcha de Mariano San Miguel que suena bastante poco por desgracia; dos adaptaciones para banda de música: una de una obra y otra de una marcha, ambas del s. XIX, siendo la segunda bastante interpretada hoy día, y la primera bastante menos por desgracia; y dos auténticas desconocidas: Dies Irae, de la cuál lo único que sabemos es su autor y cómo suena, y Cristo ha muerto, de la cual únicamente sabemos su autor.


Basándonos en el estilo de la Hermandad de la Macarena hoy día en la calle, las únicas que podrían seguir interpretándose serían Amarguras y El Corpus. Las otras serían totalmente impensables por el carácter menos alegre.


Juan Vicente Mas Quiles
Es bastante posible que fueran algunas más las marchas que se interpretaran tras el palio de la Macarena por varios motivos: hay que pensar que antiguamente una banda de música no interpretaba la ingente cantidad de marchas que se tocan hoy día, que casi sale a marcha por chicotá; pero únicamente 7 marchas lo veo demasiado poco para la considerable cantidad de horas que está esta Hermandad en la calle. Por otra parte, en el año 1943 se estrena la marcha Macarena (o como dicen algunos hoy día, Macarena la güena, para no hacer alusión a la marcha del mismo nombre del compositor Abel Moreno) compuesta por D. Emilio Cebrián Ruiz, y me parece bastante extraño que no se hubiese interpretado es año. Por otra parte, el mismo director de la banda Juan Vicente Mas Quiles estrena en el mismo año de 1948 la marcha Esperanza Macarena, pero por desgracia no podemos asegurar si el estreno de la misma fue antes o después de la Madrugá, por tanto no es descartable que pudiera haberse interpretado ese mismo año.


Como se puede ver, nada tiene que ver lo que se interpretaba hace 60 años a lo que se interpreta ahora. No es mejor, no es peor: es diferente. Son distintos estilos y distintas marchas, por suerte la Hermandad de la Macarena es de las que tiene un mínimo de gusto eligiendo marchas, no permitiendo que tras su palio se interprete cualquier cosa.

4 de octubre de 2011

José Font de Anta (II): "De la educación del gusto musical"

Aunque ya hemos hablado de este autor con anterioridad, no quería dejar pasar la oportunidad de ofreceros este interesantísimo texto,alejándome quizás del estilo de este blog, para pararnos a leer y meditar sobre este artículo de opinión del mismo José Font de Anta, publicado por una revista musical de Madrid en 1917. Sin duda resulta sorprendente que, casi un siglo después, es perfectamente aplicable casi en su totalidad a lo que sucede hoy día en la música en general y en la música procesional en particular. Agradecer enormemente a www.patrimoniomusical.com el trabajo que hacen por la música, y sobretodo por este buen artículo que está a disposición de quien quiera, junto con otros muchos mas, en su completa página web. Sin más, aquí va el artículo de D. José Font de Anta:



En el arte, como en la Naturaleza, todas las transformaciones se encadenan las unas a las otras, sin que sea posible precisar el momento exacto en que una forma nueva ha reemplazado otra forma antigua. Modificándose el hombre en sus usos, sus costumbres y, aunque en más largos periodos, en su organización física, es natural que no reciba impresión alguna contemplando siempre los mismos objetos y que no se distraiga con los mismos espectáculos.

Cada manera de sentir nueva, implica una nueva forma también; por eso el Arte varía en todas las épocas. Plutarco ha dicho: “En arte toda época, por bella que sea, tiene su época”; es decir, que cada época tiene su música particular, como la tiene su teatro, su literatura, su pintura, etc.
La música dramática, por estar sujeta a los caprichos del gusto del público, varía mucho más que la música instrumental; a veces no es más que un modesto accesorio, sobre todo en el teatro español.
Actualmente sería imposible poner en escena, con esperanza de éxito, una ópera entera de Lully o de Rameau. Estas dos obras no pueden aspirar a excitar más que un sentimiento de curiosidad histórica: tan solo algunos aficionados pretenderían admirarlas sinceramente pero de seguro no tendrían el valor suficiente para escucharlas hasta el fin, y sin embargo, nosotros oímos todavía con interés la música instrumental de estos mismos maestros.
Las producciones del arte puro están, como vemos, menos expuestas a las variaciones del gusto, y por el contrario, las que por razones arbitrarias se unen a otro arte corren el riesgo de pasar de moda.

La frecuente asistencia a conciertos di camera y sinfónicos es el medio más eficaz para educar el gusto musical.
Es falso que el arte de real orden se impone inmediatamente; la Historia contradice a cada paso esta aseveración.
Cualquier manifestación de arte necesita para ser apreciada en lo que verdaderamente vale, una preparación por parte de quien lo contempla o escucha. El cuadro más simple de cualquiera de los primitivos en pintura o la más ingenua melodía gregoriana, será letra muerta para quien no haya visto nada en materia de cuadros ni nada oído de música.
D. José Font de Anta
Ahora, si esto es cierto en lo referente a las más sencillas formas del arte ¿qué decir cuando se trata de las de los últimos tiempos? Las producciones musicales de la escuela contemporánea, por ejemplo, no pueden ser comprendidas las más de las veces ni por los músicos entendidos, en una primera audición. Por eso el crítico que se atreve a juzgar una obra nueva sin hacer de ella un previo estudio, muestra una cantidad de snobismo enorme y se expone a no decir más que una serie de nimiedades sin ningún interés.

Quienes trabajamos con celo y patriotismo por el adelanto del arte en nuestra patria, tenemos un gran enemigo; aquel que con razones engañosas proclama el arte vulgar porque está más al alcance de todos.
Si se trata solamente de agradar al ignorante, nuestra labor es cosa perdida; pero se trata de conseguir algo mucho más noble: la educación artística y el desarrollo del gusto del público, y este desarrollo se consigue oyendo buena música. Es, pues, con una frecuente asistencia a conciertos como más rápidamente puede educarse el gusto musical.

Es sorprendente lo rápido del progreso en una persona que oiga buena música con frecuencia. Al principio se opera una confusión muy desagradable en quienes escuchan sin la debida preparación obras modernas. Un oído inculto no acierta siquiera a descubrir las ideas de la obra por muy sencilla que ésta sea; la línea melódica se le pierde en el tejido de los contrapuntos y aún en de la misma armonía; los desarrollos se le presentan como nuevas ideas; la misma trama orquestal si se trata de una pieza sinfónica, lo desconcierta, a causa de la diversidad de los timbres; la obra se le aparece como un caos. Pero si la persona que posee un oído inculto, con buena voluntad repite las audiciones de aquella misma música que lo desconcertó empezará poco a poco a notar cómo la incógnita se le descubre, como sin comprender el porqué del fenómeno, lo que antes le pareció confuso e impenetrable, ahora comienza a deleitarle.

Porque es un don de la buena música el que cuanto más se oiga, más se aprecie y más conmueva. Por el contrario, la mala, si gustó en un principio, cansa pronto aún a los oídos menos educados.

José Font de Anta (I): Victoria Dolorosa (Resignación)

Vamos a hablar de un autor del que quizás os suene su apellido, casi seguro que no os suena su obra (o su única obra, mejor dicho) pero resulta digno de conocer.

José Font de Anta nace en Sevilla el 2 de Agosto de 1892, y fallece el Día de los Santos Inocentes de 1988. Violinista de profesión y autor de numerosas obras musicales de carácter no procesional, sin duda le afectó enormemente el asesinato de su hermano Manuel en la Guerra Civil española. Si; por si aún lo dudábais, se trata del hermano del afamado y genial compositor Manuel Font de Anta, autor entre otras obras de las archiconocidas Amarguras o Soleá, dame la mano.

Desgraciadamente, este soberbio artista sólo nos dejó como legado una única marcha procesional, compuesta en el año 1924, titulada Resignación. La Banda Municipal de Sevilla, bajo la dirección de su padre Manuel Font Fernández, que fue el instrumentador de la marcha, la estrena el Domingo de Ramos de dicho año tras el palio de la Virgen del Socorro de la Hermandad del Amor. Curiosamente, en el año 1988, modifica su título original, pasando a llamarse Victoria Dolorosa, y dedicada a la Virgen de dicha advocación, de la Hermandad de Las Cigarreras de Sevilla. Gracias a ello, la marcha ha podido tener una mínima difusión, sobretodo en los últimos años.

Se trata de una marcha complicada y larga, que resultará rara la primera vez que uno intenta pegar el oído a la misma. Escuchándola una y otra vez (porque la música es como otras muchas materias: se puede aprender bastante a base de repetir una y otra vez lo mismo) se descubren pasajes muy bellos, se encuentra un sentido a todas las partes de la obra, y descubre que los más de 9 minutos que forman esta maravilla de marcha se convierten en amenos y para nada pesados, a la vez que muy intensos y evocadores.

Por suerte, de un par de años para acá, suena tras la Dolorosa a la que fue dedicada esta genialidad cada Jueves Santo, por la banda de música de la propia Hermandad, demostrando que forman uno de los más bellos conjuntos palio-banda que puede sonar en la capital andaluza.

Sin más, os dejo un vídeo de su interpretación el Jueves Santo del año 2009, espero que lo disfruten. Y si no lo disfrutan, escúchelo otra vez, intente pegar un poco su oído, y descubrirá que todo lo que he dicho anteriormente como alabanza a esta marcha se queda corto:


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